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Relato del misterioso caso de Alonso de Mudarra, la vihuela y un piano. (*Basado en hechos reales)

Córdoba, 25 – Mayo – 2020

Querida Rosa:

Creo que te comenté que durante el confinamiento he estado grabando en casa algunas canciones para que las viera mi madre y un grupo de amigas en Valladolid. Pues bien, me ha sucedido una cosa que no se puede contar pero que necesito compartir. Si lo hago contigo es porque una vez me hablaste de viajes astrales, campos energéticos, bilocaciones y otros fenómenos extraños que no alcancé a comprender.

Resulta que, cuando estaba grabando la canción titulada “El hombre del piano”, tuve de repente la ensoñación de que estaba tocando y cantando en el Siglo XVI en un palacio renacentista. Bueno, no pasa nada, puede ser incluso un modo de inspiración. Lo gordo vino cuando fui a comprobar la grabación. En vez de una ¡HABÍA DOS!  Una, la real y otra la ensoñada.

Llevo unos cuantos días que me cuesta conciliar el sueño. La cosa es que esto no me pilla de sorpresa. Desde pequeño he intuido que era una reencarnación de un famoso vihuelista castellano llamado Alonso de Mudarra. Fue el músico de mi admirado paisano D. Íñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana, cuando a la muerte de su padre se trasladó de Carrión de los Condes a Guadalajara para hacerse cargo de su casa y de su hacienda. La casa se puede ver, es el inigualable Palacio del Infantado.

Pues sí, siempre he tenido una extraña fijación con esto de la vihuela. ¿A qué venía aquélla obstinada insistencia en pedir a los Reyes este instrumento? Aún no la he conseguido pero no desespero. Mis hijos pueden dar fe que cuando ellos pedían alguna cosa desmesurada yo les respondía “Sí, y yo quiero una vihuela” (un clásico en casa).

Vihuela

Tengo que decir no obstante, que si bien no he conseguido la vihuela, sí he conseguido el título oficial de “vihuelista”, para ser más preciso,  medio título, es decir que completé solo hasta el grado medio, pero esto aún se puede arreglar.Muchos son los avatares y sucedidos que han ido ligando mi vida a Alonso de Mudarra y las vihuelas, casi tanto como a San Zoilo en el terreno de los Mártires y los Santos. Pero una cosa es ensoñar y otra muy distinta es grabar.

Pienso que el salón que aparece en la grabación es estancia del Palacio del Infantado de Guadalajara que me apresuraré a comprobar en cuanto pueda.

Palacio del Infantado Guadalajara

Lo que no me cuadra es lo del piano, creo que aquí ha habido un cruce de cables, en el siglo XVI no había pianos,  lo suyo es que esto me hubiese ocurrido al grabar una pieza de vihuela del propio Alonso de Mudarra o de otros compañeros como la “Pavana muy llana para tañer” de Diego Pisador. Pero no, fue grabando El hombre del piano, sin duda ha habido una interferencia. No quedan ahí las extrañezas porque por un momento se me representó que justo un instante antes de irrumpir en el salón, se encontraban allí cantando dos lozanas damas a las que creí reconocer, aunque muy diferentes en el vestido de lo que usualmente suelen lucir.

En fin, te ruego nada comentes pues soy consciente de “Es despropósito todo lo que digo” pero yo no mando en mi inteligencia y, además, ahí están los documentos gráficos.Yo lo que te puedo asegurar es que no he salido de Córdoba, entre otras cosas porque estaba prohibido por el confinamiento.

Todo indica que es un caso de “teletransportación”, probablemente porque sea también un caso de “reencarnación”. No se ¡Vaya lío!

Espero pronto sea Dios servido de darme una explicación.

Un abrazo

Alonso de Mudarra.

Fernando Santos Urbaneja