CÁSEDA
Se encuentra Cáseda entre los Monasterios de Leire y de la Oliva, en las inmediaciones del Camino de Santiago, en la ruta que de Jaca llegaba a la vecina Sangüesa hacia Puente la Reina.
Se edificó allí una ermita denominada de San Zoilo que era punto de comunicación entre los valles pirenaicos y las tierras de la Ribera para viajeros y pastores que llegaban por las cañadas reales de Salazar y Roncal hacia los pastos bardeneros “pues tenía habitación para el ermitaño y pegada una venta muy cómoda”. La fundación de esta ermita se atribuye a Ubelesindo, Séptimo Obispo de Pamplona (848-876) quien mantuvo una fraternal amistad con San Eulogio de Córdoba por cuyo medio llegaron a manos de aquél unas reliquias de San Zoilo.

La Historia es la siguiente:
San Eulogio era fervoroso devoto de San Zoilo. Nació en una casa próxima a la basílica del Mártir (actual Iglesia de San Andrés) y allí se bautizó, se ordenó sacerdote y ejerció su ministerio. Ocurrió que dos hermanos de Eulogio, (Isidoro y Álvaro) llevados por sus negocios se dirigieron hacia el norte, pasaron los Pirineos y se adentraron en Francia llegando hasta el sur de Alemania donde se les perdió la pista. Pasó el tiempo y se cumplieron los días en que tenían que haber regresado. Cundió la intranquilidad en la familia de Eulogio. Éste, en contra del consejo y la advertencia general, decidió salir en su busca. Eran tiempos muy recios y los caminos estaban infestados de soldados y bandidos dispuestos a saquear y dar muerte a cualquier caminante desprotegido. Esto no amedrentó a Eulogio que, acompañado de su fiel diácono Teodomundo emprendió el arriesgado viaje durante el que pasaron un sinnúmero de fatigas hasta llegar a Pamplona donde permaneció largo tiempo hasta que recibió noticias tranquilizadoras sobre la suerte de sus hermanos.
Durante este tiempo trabó una fraternal amistad con Ubelesindo, Obispo de la ciudad, a quien al despedirse le prometió que le haría llegar una reliquia de San Zoilo. Así lo hizo unos años más tarde a través de un caballero navarro que acudió a Córdoba y le inspiró confianza. Es de creer que Ubelesindo depositó las reliquias de San Zoilo en Cáseda, en la ermita que lleva su nombre.
La ermita actual, de estilo gótico, se remonta a mediados del Siglo XIV, edificada a iniciativa de Arnalt de Barbazán, Obispo de Pamplona. La tipología de la Iglesia es la usual de la arquitectura gótica navarra del siglo XIV, similar a la Santa María de Olite o a la de San Martín de Unx. Se encuentra a la ermita a unos tres kilómetros del casco urbano, en medio de un fértil valle. El día 15 de Mayo todo el pueblo acude al lugar en romería y se celebra misa solemne.
La Asociación “Amigos de la Ermita de San Zoilo” protagoniza numerosas iniciativas en memoria del Santo y para la restauración de la Iglesia.
SANSOL
Seguramente el lector habrá caído ya en la cuenta que Sansol deriva directamente de San Zoil o San Zoles. Esta pequeña localidad navarra se encuentra en pleno Camino de Santiago, antes de llegar a Viana y al lado de Torres del Río a la que domina desde el mirador de la Iglesia.

Nada más llegar al pueblo, San Zoilo aparece por todas partes: “Cooperativa de San Zoilo”, “Centro Cívico San Zoilo”, etc… Por supuesto la Iglesia lleva también la advocación de nuestro común Patrono y una preciosa talla barroca del Santo preside el Altar Mayor.
El pasado año tuve oportunidad de visitar Sansol y pude comprobar el cariño y la devoción que sus vecinos tienen a San Zoilo. Fue mi anfitriona una de sus vecinas, Isabel Lacalle, quien con todo afecto me abrió la Iglesia y me mostró al Santo.
Cáseda, Sansol y Carrión, tres pueblos unidos por un Mártir y un Camino.