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Oración por las víctimas del Covid-19

VI Exaltación de la Santa Cruz

Acto de oración por las víctimas del Covid-19

26 de Septiembre 2020, 20:00 horas

Convento Madre de Dios, Baena

 

LECTURA Mc 4,35-41: Maestro, ¿no te importa que perezcamos?

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vamos a la otra orilla.»

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban.

Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua.

Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:

«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

«¡Silencio, cállate!»

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:

«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

« ¿Pero quién es éste? ¡ Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Intervención – Testimonio

de

Fernando Santos Urbaneja

Exaltador I y Padrino del acto.

D. Fernando Santos durante su intervención

Este año, más que nunca, la Exaltación de la Cruz es una oración. Un mensaje que, a modo de espiral, asciende de la tierra al cielo, desde la criatura al Creador.

Rezamos por los que se han ido, rezamos por los enfermos, por la familias de todos ellos. Imploramos la erradicación de esta gran calamidad. Pero al propio tiempo damos gracias por la vida preservada, por la salud mantenida, por tu compañía en el trayecto.

Todos tenemos una historia que compartir, un testimonio que dar. Mi historia, mi testimonio, es este:

Estuve en Madrid entre los días 8 y 10 de Marzo con motivo de asistir a un Curso de la Fiscalía. El día 8 de Marzo tuvo lugar en la capital la multitudinaria manifestación del movimiento feminista que tanto daría que hablar en los días siguientes.  El día 9 de Marzo celebramos las sesiones del Curso con normalidad. Fue el día 10 de Marzo cuando, al desayuno, comenzó a generarse alarma y desconcierto. Las noticias eran inquietantes. La consigna que nos dieron fue que no demorásemos la vuelta a casa. Los días 11 a 13 trabajé con normalidad en la Fiscalía de Córdoba. El día 14, sábado, recogí el trabajo pendiente y lo llevé a casa en la creencia de que al menos en un par de semanas no podría acudir a Fiscalía. Ese mismo día me recluí en casa, de acuerdo con lo estipulado en el Decreto de estado de alarma.

Los doce días siguientes fueron de gran preocupación y perturbación. Consumíamos con ansiedad decenas de vídeos que trataban de explicar lo que era una pandemia. Otros tantos expertos nos advertían y aventuraban ya una segunda ola, cuando estábamos en los inicios de la primera.

Realmente pensé que todos nos íbamos a morir, que este iba a ser el fin de la especie humana sobre la tierra. Sí, la tierra seguiría, pero sin nosotros, probablemente porque era la única manera que la tierra había encontrado para subsistir.

¡Qué pena, después de tantos siglos de existencia, haberme/nos correspondido asistir al final!

Recuerdo estos días con la sensación de un gran vacío y orfandad. ¿Dónde estaban los líderes del mundo? ¿Dónde estaban esas personalidades capaces de echarse el mundo a sus espaldas y liderar la marcha? Pero nadie había, nadie se presentaba.

El domingo 22, por la noche, un severo sentimiento de desesperanza se apoderó de mi por la inoportuna programación en una cadena de televisión de una entrevista “on line” de un conocido periodista al Papa Francisco. En el marco de los primeros días del confinamiento, la estética del entrevistador (en su casa, en chándal, con pelo y barba descuidados) resultaba poco acorde a la dignidad del entrevistado. Las preguntas y diálogo, en otro momento y contexto razonablemente entendibles, tampoco fueron acordes a lo crucial del momento.

Durante los días siguientes, solo esperar, solo perplejidad, solo esperar.

Para mi el gran acontecimiento de esperanza se produjo a las 18,00 horas del viernes 27 de Marzo. Me refiero a la CEREMONIA DE ORACIÓN PRESIDIDA POR EL PAPA DESDE EL VATICANO

27 de Marzo 2020 – Plaza de San Pedro
Santo Padre Francisco

Considero que el acto tuvo dos grandes aciertos:

1.- La elección de la lectura de la tempestad y la barca “Maestro, ¿No te importa que perezcamos? (Mc 4-35-41)

2.- La puesta en escena y realización del acto.

El marco de la plaza de San Pedro en hora crepuscular es difícilmente superable y, allí, en medio, una pasarela ascendente desde el centro hasta el altar.

Jamás podré olvidar la imagen del Papa vestido de Papa, blanca figura subiendo desde suelo hasta el altar; Puente, Sumo Puente, metáfora e imagen en sí misma de la oración, elevada por quien porta todo el sufrimiento, toda la inquietud de la humanidad.

El Papa ascendiendo al altar

En el altar, dos figuras: A la derecha el Cristo de San Marcello y a la izquierda María Salus Populi Romani.

Cristo de San Marcello
María Salus Populi Romani

Y la palabra sanadora:

¿Por qué teméis? ¿Acaso no tenéis fe?

Yo estoy con vosotros.

Siempre que os reunáis dos o tres en mi nombre

allí estaré Yo.

Después vinieron las palabras del Papa. Después, la paz.

Inevitablemente la evocación de los versos de Santa Teresa

Nada te turbe,

nada te espante,

todo se pasa,

 Quien a Dios tiene

nada le falta:

sólo Dios basta.

Es verdad que ha venido sobre la tierra un tiempo de tinieblas. Ni siquiera la ciencia nos ofrece certeza alguna, pero nosotros tenemos esperanza y confianza. En medio de las tinieblas nuestra noche tiene luz, como la de San Juan de la Cruz

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,

aunque es de noche.

Su claridad nunca es oscurecida,

y sé que toda luz de ella es venida,

aunque es de noche.

Y como cierre, las palabras de la oración del Padrenuestro. En cualquier caso

“Hágase tu voluntad”

Esta es la experiencia que quería compartir, este es el testimonio que quería dar.

Hoy, aquí en Baena, reunido con vosotros mis queridos hermanos, os invito a rezar:

¿PARA QUÉ REZAMOS?

Rezamos para dar las gracias

Dar las gracias por la salud preservada. Por la vida mantenida. Por los abnegados profesionales de la salud (Médicos, enfermeros, auxiliares, celadores) algunos de los cuales han inmolado su vida al servicio de los enfermos. Por los familiares y amigos con quienes hemos compartido y nos hemos apoyado.

¡Hay tantas cosas por las que dar las gracias!

Recordamos el texto del Salmo:

“Contaré tus hazañas a mis hermanos

en medio de la Asamblea te bendeciré”

Yo, hoy, 26 de Septiembre, junto a vosotros, mis hermanos cuadrilleros de la Turba Judía de la Cola Negra digo:

¡Señor, yo te bendigo!

Rezamos desde lo hondo

Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Señor escucha mi voz…

 Mi alma espera en el Señor

mi alma espera en su palabra

mi alma aguarda al Señor

porque en Él está la salvación

Sí, tu eres el Dios que nos salva, ¿a qué podemos temer?

Plegaria – VI Exaltación de la Santa Cruz

Rezamos en momento propicio

La segunda ola de la pandemia se ha presentado al final del verano. Curiosamente al final del verano el calendario y la liturgia de la iglesia coloca un pedazo de Semana Santa.

El día 14 de Septiembre se celebra la Santa Cruz.

El día 15 de Septiembre se celebra la Virgen de los Dolores.

Es como una réplica del Viernes Santo enclavada en el mes de Septiembre. En cualquier caso este breve periodo participa de las características de la Cuaresma y Semana Santa.

Decía el profeta Isaías:

“Buscad al Señor mientras se le encuentra

Invocadle mientras esté cerca”

Y el Miércoles de ceniza la lectura de la Carta de San Pablo, apremia:

“En el día de la gracia te escucho.

En el día de la salvación te ayudo.

 Hoy es día de gracia,

hoy es tiempo de salvación”

¿Por quién y para quién pedimos?

  • Pedimos por lo que nos faltan

Por las decenas de miles de fallecidos en España, por los centenares de miles de fallecidos en todo el mundo, en la esperanza de que estén ya disfrutando de tu luz.

  • Pedimos el consuelo para sus seres queridos

Que no los han perdido del todo pues saben donde se encuentran.

  • Pedimos la salud para los enfermos

Muy especialmente lo hacemos por Paco Tovar, Cuadrillero de la V, víctima de la pandemia, querido amigo que ha visto su salud muy comprometida. Pedimos por su pronta y total recuperación.

También pedimos por Encarni Arroyo, de la Vera Cruz, que se encuentra a las puertas de una delicada intervención quirúrgica para que sea Dios servido con la reintegración de su salud.

  • Pedimos por los profesionales de la Salud

Para que no desfallezcan frente a la nueva ola de la pandemia que se avecina.

  • Pedimos por los investigadores

Por los científicos que en todo el mundo se afanan en encontrar tratamientos paliativos eficaces y la anhelada vacuna.

  • Pedimos con especial empeño por los gobernantes de todo signo y de todo territorio

Para que antepongan los intereses comunes a los particulares y busquen sin excusa alguna la necesaria cooperación de esfuerzos.

La salud y la vida no conocen de ideologías, aquéllas estaban ya aquí antes de que apareciesen las segundas.

Todo esto lo hacemos desde la intimidad del Convento “Madre de Dios” de las Madres Dominicas, envueltos en una gratísima atmósfera de arte y paz que eleva nuestro espíritu, con nuestra oración, a lo Alto.